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Música lml

lunes, 9 de enero de 2012

Capítulo 2 : ¿Cómo tocar la vida?


Muchísimas gracias por leer, ojalá disfruten el segundo capítulo de mi libro:). 

Lección ii:
¿Cómo cumplir tus sueños?


-¡Carly!-Me di la vuelta, ahí estaba, era Emily. Venía corriendo hacia mí. Su cabello estaba suelto y se enredaba con el viento, en su hombro izquierdo sostenía el bolso del liceo, tenía el uniforme.
-¡Hola!- dije mientras le daba un beso en la mejilla.
-Cuando sea la hora de salida te espero aquí-dijo perseverante.
-¿Qué? ¿Por qué?- pregunté sorprendida.
-¡Porque hoy comenzamos! – La miré confundida, ella leyó mi mirada- Bueno, verás, ayer, como te prometí, íbamos a comenzar con un trabajo a tiempo libre, ¡y lo conseguí! Resulta que le envíe un mensaje a todos mis contactos

¡Hola! ¿Sabes quién soy? Si no sabes…
Mi nombre es Emily ¿para qué te envío
Este msj? Pues estoy buscando un
Trabajo junto a una amiga mía y queremos saber
Si nos puedes ayudar >.< ¡¡¡¡
Espero tu respuesta a este mismo teléfono
Ah! El trabajo obligatoriamente tiene que ser para
mañana mismo, disculpa las molestias.
Es urgente! No te olvides de mandarme
La información completa ;) Gracias por leer.
[ENVIAR]

-¿De verdad te respondieron?- pregunté sorprendida.
-Sí, sí. De 100 personas 80 respondieron- lo miré con los ojos abiertos, ella río.
 -Obviamente se me acabó el saldo, pero bueno, eso no interesa. Mira el mensaje que más me interesó:



 ¡Hola linda! Sí, si, se quién eres
Mi nombre es Ryan,
no sé si me recuerdes.
Pues yo ofrezco trabajo urgentemente
Para mañana, alguien que me ayude
En la tienda de mi papá y mía.
Le ofrecemos 200bsf a cada una
Sólo por trabajar esta semana!
¿De qué se trata el trabajo?
¡Muy sencillo!
Cajeras en el abasto, sólo tienes que
Hacer el trabajo de una cajera
del mercado, si van, les explicaré.
Si aceptas envíame un msj con la respuesta
¿Dónde nos puedes ubicar?
En la calle Ritchier, lateral a una tienda de mascotas, 
frente a una tienda musical.
Las esperamos a las 2:30 pm
¡Adiós!
[RESPONDER]

Pasadas las horas, al salir del instituto Emily y yo caminamos hasta la calle Ritchier, como habíamos acordado con el chico, encontramos el lugar rápidamente. 
-Bien, aquí estamos- nos encontrábamos paradas frente a un gran abasto, aún no habían abierto, pero en la puerta estaba, efectivamente el chico, Ryan.
-¡Hola!- exclamó cuando nos vio, era un chico energético, su piel era morena, sus ojos y su cabello eran color negro, su sonrisa era muy brillante y les brindaba a los demás seguridad, corrió hacia nosotras.
-¡Hola Ryan!- dijo Emily dándole un beso en la mejilla- te presento a mi mejor amiga, se llama Carly-
-Mucho gusto- me miró de una forma curiosa y una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro, luego sonrío- ¡Hey! Tus ojos… Me gustan- yo le sonreí.
-Gracias.
-Bueno, Ryan. ¿Podemos ver más a fondo este trabajo?- dijo Emily rompiendo el hielo, él la miró y asintió.
-Síganme- dijo mientras se daba la vuelta y caminaba hacia la entrada del abasto, nosotras lo seguimos, jaló la puerta de entrada y nos conseguimos con un lugar bastante lleno y espacioso, Ryan nos hizo dirigirnos hacia un cuarto, era pequeño, y señalo dos conjuntos que se encontraban encima de una mesa.
-Ese es su uniforme, pónganselo y cuando salgan yo les indico que hacer, mientras, abriré- las dos asentimos y él nos cerró la puerta. Emily y yo comenzamos a cambiarnos, el uniforme era una camisa blanca un pantalón negro, los zapatos eran deportivos color negro.
-¡Me queda exacta la ropa!- le dije a Emily.
-Es que le dije nuestras tallas- sonrió.
-Ah, ya – comencé a reír.
Nos dirigimos hacia la puerta y la abrimos. Ryan nos esperaba apoyado en contra de una pared blanca, miro a Emily, después a mí, nos sonrió .Dejo de apoyarse en la  pared y camino hacia nosotras.
-Síganme- anunció, luego se dio la vuelta y salimos de aquella esquina, nos conseguirnos con un gentío en la tienda, él nos señaló unas cajas vacías- ahí es donde van a trabajar.
-¡Genial!- dijo Emily mirándome con los ojos brillantes.
-Pero… ¿qué es lo que haremos?- le pregunté a Ryan.
-Bueno, en la caja están las indicaciones, los ordenadores están prendidos para hacer el trabajo- él se acercó a una de las cajas y comenzó a explicarnos que debíamos hacer, asentimos ante sus pautas- bien, eso es todo.
-Me gusta- dijo Emily sonriendo.
-Me alegro- dijo Ryan- bueno, comencemos, no hay tiempo de perder- enseguida, en la misma caja agarró un cartel que decía “cerrado” y le dio la vuelta, paso de ”cerrado” a “abierto”, luego, hizo lo mismo con la otra-¡Suerte!- asentimos y nos dirigimos hacia nuestras cajas correspondientes.
No en menos de 30 segundos las personas se iban acercando hacia nosotras a cancelar sus alimentos, la verdad no era tan difícil el trabajo, pero se necesitaba bastante paciencia, era el centro de atención del abasto, mis ojos, en realidad, eran el centro de atención, pero siempre he querido destacarme más por mi trabajo que por otra cosa, por la dedicación que le doy, no por mis ojos, eso siempre me ha molestado.
-¡Qué rápida es!- movía los objetos con una agilidad que jamás había tenido en mi vida, ¿Por qué siempre tenía que ser famosa por mis ojos y no por lo qué hacía? Siempre era así, la gente piensa que me gano las cosas por ser una "tipa" rara, pero siempre he querido demostrarles que, todo es diferente.
-¡Carly, descansa un poco!- dijo Ryan en una oportunidad, pero tristemente, no lo oí, las otras cajeras me miraban con furia porque había robado todos sus clientes, y las personas estaban descendiendo rápidamente.
-Carly…-dijo Emily riéndose mientras paraba una de mis manos- En serio, debes descansar- suspiró.
-Emily – dije mirándola- déjame seguir- ella soltó mi brazo sorprendida por el tono de seriedad que puse, y, en silencio, siguió su trabajo.
-De verdad te esfuerzas Carly, pronto tendrás tu violín- susurró Emily, mi corazón pálpito cuando dijo eso.
Trabajé duro toda la mañana, quizás no era suficiente, y sentía que no lo era, quería dar lo mejor de mí, para que mi esfuerzo para conseguir ese violín no fuera en vano, quería llegar a ser una famosa violinista, y no me quería rendir, quería ser capaz de alcanzar tal sonido, el sonido que hizo aquél chico… Quería realmente llegar a ser alguien importante en el mundo de la música, y, hasta el día de hoy, me he animado  a hacerlo, aunque sabía que era lo que me diría mi papá.
Has perdido tu tiempo” Me mordí el labio al pensar eso.
-Gracias por el día de hoy, chicas- dijo Ryan sonriendo amablemente.
-Gracias a ti por darnos este trabajo- Dije mientras le sonreía.
-Gracias Ryan- dijo Emily mirándole a los ojos, rápidamente, su sonrisa desapareció del rostro y se puso un poco colorado, yo me sorprendí ante aquella actitud.
-Hoy estuviste muy bien- dijo Ryan volviéndola a mirar a los ojos, con una pequeña sonrisa.
-Gracias- Emily le devolvió la sonrisa.
Después de un leve silencio algo me sorprendió.
-¡Dios mío, mi papá me va a matar!- dije mirando al cielo, estaba oscuro, muy oscuro.
-¡Si es verdad! No me fijé, adiós Ryan, y gracias – acto seguido, salimos corriendo Emily y yo.
Llegamos a nuestra casa 20 minutos después, yo llegué a la mía, saqué las llaves de mi bolso del liceo y abrí la puerta, ahí estaba, era mi padre, sentado en uno de los sofás viejos.
Se levantó desesperado, y llegó hacia donde estaba yo muy enfadado, yo puse los ojos en blanco.
-¿Dónde estabas?- pregunto molesto.
-Trabajando- respondí.
-¿Trabajando?- dijo poniéndose las manos en la cintura.
-Sí.
-¿Cómo es eso que estás trabajando? ¡Si yo no te di ningún permiso!- yo coloqué mi bolso encima de uno de los sofás.
-¡Me sorprende qué me lo preguntes!- exclamé- estoy reuniendo para comprar mi violín.
-Pero… ¿Cómo pudiste hacer eso?- preguntó enfadado.
Me agarro del brazo fuertemente y me miró furioso a los ojos, de repente, todos los recuerdos de aquél niño y yo, el sonido del violín, el esfuerzo que había hecho hoy, las burlas hacia mí, como se me quedaban viendo mis ojos, los rumores, todo, todo pasaba por mi cabeza, recuerdos tristes… Todo.
Unas lágrimas recorrieron mi mejilla mientras él cambiaba su expresión, intente forzar mi brazo para que saliera de sus manos.
-¡Suéltame! ¿Qué pasa, por qué no quieres que toque ese instrumento? ¡Tenemos suficientes fondos!- él soltó mi brazo rápidamente y yo salí corriendo a mi habitación con los ojos aún llenos de lágrimas.
-Ese instrumento cambió mi vida- susurró mi papá, no lo pude oír, tristemente, no lo pude oír.
Abrí la puerta furiosamente, y me lancé sobre mi cama desordenada y vieja, comencé a llorar desconsoladamente.
¿Qué tenía mi papá en contra de que yo tocara ese instrumento?
Pero, si sabía una cosa, que no iba a renunciar a él, por nada del mundo.




























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